HIMNO DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA

lunes, 23 de mayo de 2011

¿QUÉ NOS PASA?

     Ante el resultado de las elecciones, hoy se rasgan las vestiduras muchas buenas personas que desde su posición y sensibilidad progresistas acusan el tremendo descalabro que ha sufrido la izquierda. Las conclusiones a las que llegan no pueden ser tan erróneas como desalentadoras: el pueblo inculto y egoísta ha elegido a los que lo oprimirán y lo llevarán por el sendero del mal. Sin embargo, no acaban de entender que dicho descalabro se produjo mucho antes de las elecciones.

     ¿Cómo es posible que se acuse al pueblo de los errores que han de ser imputados siempre por toda persona democrática a los responsables políticos que gobiernan. Ningún demócrata acusará nunca al pueblo soberano por los errores que cometan los gobiernos, porque eso conduce a la negación de la democracia. Así que, nos guste o no nos guste, el pueblo nunca se equivoca. Si admitiéramos lo contrario, el pueblo alemán sería el responsable del genocidio nazi, el pueblo norteamericano del genocidio yanqui, el pueblo español del genocidio de los conquistadores, y un largo etcétera.

     No, y mil veces no. Son los gobiernos y responsables políticos los que tienen que asumir la responsabilidad, o si se quiere la culpa redentora de los errores, aunque con ellos se induzca a las masas. Y, es el gobierno socialista el responsable principal de la desafección que en las urnas han mostrado los electores. Pues, ¿cómo se puede pedir a nadie que entienda que un día es bueno todo lo que hasta el día anterior había sido malo y viceversa?

     Y que no se me diga que ante la fuerza de "los mercados", de los gobiernos de derechas de la Unión Europea y de instituciones como el FMI, el BM, las agencias de calificación, etc. el gobierno no tuvo más remedio que claudicar e imponer las medidas tremendamente injustas y antisociales que ha adoptado. Ese argumento es falaz y torticero, porque para aplicar una política contraria a la que uno estima justa y necesaria para el país, aún en el supuesto de que fuesen impuestas por fuerzas superiores que no dudarían en hundir la economía del estado, un presidente y su gobierno deben tener la valentía de explicárselo a los ciudadanos y dejar que sean ellos los que decidan en referendo sobre la conveniencia o no de plegarse a tales exigencias.

     En todo caso tales políticas, CONTRARIAS a las que los electores decidieron al elegir un programa político elaborado por el partido que gobierna, deberían llevarlas a cabo los representantes políticos de aquellos partidos que ya en sus programas las respaldan por ser coherentes con su ideología e intereses.. De esta manera los ciudadanos sabrían siempre a qué atenerse y lo que pueden esperar de unos o de otros.

     Es obvio que no fue eso lo que hizo el sr. Zapatero y su gobierno. Sino que ungido por los dioses esperó que todos sus electores aceptaran su palabra como la revelación divina: HOY ES BUENO LO QUE HASTA AYER ERA MALO y además me elogia Angela Merkel (toda una garantía como se ve de que ahora acertaba).

     No queridos, el pueblo no se equivoca: el descalabro del PSOE se lo ha ganado él solito. ¿Os sorprende que la derecha quiera votar masivamente a la derecha a pesar de la corrupción?: pues, ¡vaya novedad! ¿Os sorprende también que el electorado de izquierda no quiera votar políticas de derecha aunque estas sean llevadas a cabo por un supuesto gobierno de izquierda? Bueno, pues eso ya es el colmo.

     Ahora bien, no es el desaliento el que hemos de tener ante la larga travesía en el desierto que nos espera; afortunadamente hay una parte de la sociedad que está viva, y en ella hay multitud de jóvenes que se han levantado contra la injusticia y que reclaman una mayor democracia; son la punta del iceberg que reclama que la soberanía resida en el pueblo y que la política se haga con honestidad: ¡CASI NADA! Solamente con esos dos puntos ya es suficiente para seguir la lucha diariamente y sin desmayo. Pero, no; no se conforman con esto sino que hacen comisiones y elaboran propuestas concretas.

     Así que en lugar de lamentaciones que no conducen a nada más que a la autoflagelación y al espejismo de creernos iluminados frente a la "masa inculta", lo que hemos de hacer es presionar a las organizaciones de los trabajadores para que asuman sus planteamientos y NO LOS INTERESES BASTARDOS DE LOS "MERCADOS".

     Para terminar diré que los partidos políticos son y han de ser instrumentos no fines en sí mismos. Y a buen entendedor...

   

 

1 comentario: