HIMNO DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA

miércoles, 9 de noviembre de 2011

QUÉ HACER

LAS HUELGAS DE UN SOLO DÍA SON ÑOÑAS Y, MÁS QUE INEFICACES, CONTRAPRODUCENTES: SE RÍEN DE LOS HUELGUISTAS; esto lo sabemos los que llevamos muchos años en el oficio y en la lucha, porque hemos vivido y recordamos las huelgas del 74, del.78 y del 88, las tres planteadas con carácter indefinido y revisables día a día.
Pues bien, el lunes asistí a la asamblea que CCOO convocó para sus afiliados y no me pareció lógico que por ciento siete votos, aunque fueran mayoría en la asamblea (compárese esta cifra con la de 49.000 citada por EPMesa), se decidiera imponer la huelga de un día para la semana que viene, cuando los datos estadísticos manejados en la red verde sobre un total de 172 centros daba una mayoría a favor de una huelga para los días 15, 16 y 17 de noviembre.
Los sindicatos son por ley instrumentos al servicio de la totalidad del colectivo de trabajadores (o funcionarios) al que representan y no suplantadores de la voluntad mayoritaria del colectivo en su totalidad. El profesorado ha demostrado que sabe muy bien lo que quiere y que está dispuesto a defender sus derechos y los de la enseñanza pública; son los sindicatos los que parecen actuar como agentes desmovilizadores por sus miedos y acciones pusilánimes en vez de emplearse a fondo en acrecentar la fuerza que el colectivo les da.
Porque todos sabemos que han sido los sindicatos mayoritarios, en nombre de “la unidad sindical”, los que han frenado y “descafeinado” las huelgas que mayoritariamente reclamaba el profesorado. Pero, ¿dónde está ahora la “unidad sindical” que se utilizó para desinflar el calendario de huelgas propuesto originalmente y votado en gran parte de los institutos de la CAM? Muchos compañeros (-as) se han visto defraudados por este tejemaneje de votar antes de convocar la huelga, después de haber sido convocada y antes de llevarse a cabo, y así una y otra vez hasta desanimar e imponer lo que los sindicatos o la gente más pusilánime de ellos decidían al margen de la mayoría del colectivo.
Es una pena, pero la última palabra la tiene el profesorado que es quien tiene todo que ganar o que perder, junto a los beneficiarios del servicio y al estado social y de derecho, en esta lucha por la escuela pública. Es también una lástima que el profesorado se haya dejado convencer por la cacareada ·”unidad sindical”. Quizás debiéramos aprender de la experiencia y aprovechar la legalidad que nos brinda cualquier sindicato sea del signo que sea si este respeta las acciones propuestas por la mayor parte del profesorado.

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